Algo de historia

En los años sesenta la motocicleta empezó a ponerse de moda entre la clase media y sus hijos hippies. Se convirtió en símbolo de libertad y de status masculino, además representaba también practicidad, velocidad, capacidad de seducción, y diseño a medida que complacían a una sociedad inmersa en aquella década de agitación y cambio. La década de 1960 constituyó la cima de la industria británica de la motocicleta. Destacar las marcas Triumph y Norton.

El año 1969 marca el fin de una época que tuvo su cenit en el Festival de Woodstock y alcanzó otro con la mítica película de Dennis Hopper “Easy Rider” con Peter Fonda Dennis Hopper y el rebelde Jack Nicholson degustando libertad y marihuana.

No se pude hablar de estas épocas sin hacer mención a la música. En 1970 se separaron los Beatles. Jimi Hendrix y Janis Joplin acabaron autodestruyéndose, al igual que Jim Morrison y Duane Allman. Un periodo excesivamente mitificado había terminado. No obstante, la música disco, inmortalizada en la película “Fiebre del sábado noche” de 1977, fue sin duda alguna el símbolo más penetrante de la época.

Las motos siempre habían ofrecido a sus usuarios evasión a través de la velocidad, pero en los años setenta, los fabricantes aprendieron a aplicar la tecnología de las carreras a la creación de motos de calle con elevadas prestaciones. La primera referencia fue Honda en 1970 (para ser exactos 1969) con su CB 750 de 4 cilindros en línea, 67 cv, una velocidad punta de 200km/h y frenos de disco y posteriormente en 1973 la Kawasaki Z1 de 900cc y 82cv. Benelli sorprendió al mercado en 1974 con el lanzamiento de su Benelli 750 Sei, la primera moto de serie con un motor exento de vibraciones y 6 cilindros en línea. A nivel de diseño la Ducati 750SS, producto del magistral diseño italiano y la revolución de su época. En los años setenta esta moto era lo último en vehículos de evasión junto con la MV Agusta 750SS con el único hándicap que su precio era cuatro veces superior al de una Honda CB750 Four, debido a la elevada tecnología que empleaba. La principal misión de esta moto era generar publicidad y glamour, realmente preciosa, un Ferrari sobre dos ruedas. Otra preciosidad italiana a destacar es la Moto Guzzi Le Mans I. A nivel comercial la motocicleta que mayor éxito tuvo en Europa fue la BMW R90S de 1976 diseñada por Hans Muth, con su motor bóxer de 67cv (7cv más que su hermana R90) y una velocidad punta de 200 km/h.

A mediados de los años setenta estaba sentenciado el fin de las motos de alta cilindrada de 2 tiempos. La crisis del petróleo y el encarecimiento de la gasolina, hizo que modelos como la Kawasaki Mach III de 500cc y 3 cilindros 2 tiempos con una velocidad de más de 190 km/h, en la realidad no fuera práctica, pasando los fabricantes poco a poco a los motores más eficientes y respetuosos con el medio ambiente de cuatro tiempos.

En la misma década de los setenta, a nivel de competición, nuestro país puede presumir de grandes pilotos y marcas que hicieron florecer la industria nacional hasta su máximo esplendor, en donde marcas como Montesa, Bultaco, Derbi y Ossa no solo compitieron a nivel internacional, si no que exportaron sus modelos punteros en todo el mundo. Cabe destacar en 1970 la Derbi 50 de Gran Premio que Angel Nieto hizo triunfar obteniendo el título mundial, es una maravillosa pieza minimalista donde el ínfimo motor es una delicia de relojería, un monocilíndrico refrigerado por agua con admisión por válvula rotativa con una potencia de 15,5cv a 15.000 rpm y 170 km/h de velocidad punta. Angel Nieto logró 6 títulos Mundiales en 50cc y 7 en 125cc resultando, además, subcampeón del Mundo en 4 ocasiones. Ganó su primer Mundial en 1969 corriendo con Derbi en la categoría de 50cc. Renovó el título en 1970, 1975, 1976 y 1977 e hizo “doblete” en 1972 ganando el título también en 125cc. En esta categoría obtuvo un total de 7 victorias ganando el título, también en 1971, 1979, 1981, 1982, 1986 y 1984. Tiene el récord de obtener la mayor cantidad de títulos con distintos fabricantes: Derbi, Bultaco, Garelli, Minarelli y Kreidler. Fue el “culpable” de la gran afición al motociclismo en nuestro país.

Otro grandísimo piloto español, Ricardo Tormo, fue campeón del Mundo de la categoría de 50cc en 1978 en el equipo Bultaco consiguiendo 5 victorias en 7 carreras. 3 años después, en 1981, renovó el título tras alcanzar el cajón más alto del podio en 6 de las 7 carreras del campeonato. Su palmares cuenta con un total de 19 victorias y 36 podios. Actualmente y como homenaje a su tierra Valencia, el circuito de velocidad de Cheste honra su nombre. Queremos hacer mención especial al grandísimo piloto Santiago Herrero que por desgracia nos dejó en junio de 1970 a la edad de 27 años debido a un gran accidente en el TT de la Isla de Man, cuando iba tercero en la última vuelta de la categoría de 250cc. D.E.P.

Los años ochenta destacaron por sus años de consumismo a nivel mundial, a pesar de que en España todavía sufríamos a principios de los 80 los restringidos cupos y elevados aranceles de modelos de importación. El ansia consumista no solo se extendió en los vehículos, sino en el arte, viviendas, y productos que mejoraban nuestra calidad de vida y status.

El nuevo poder económico de Asia se manifestaba a través del flujo de aparatos electrónicos exportándose a todo el mundo a precios muy económicos, gracias a su economía de escala. Se había liberado la guerra comercial entre los cuatro grandes japoneses: Honda, Yamaha, Kawasaki y Suzuki. El mercado más importante era el de EE.UU, siendo las motos japonesas las más vendidas a nivel mundial desbancando en EE.UU incluso a Harley Davidson y en Europa a las míticas marcas italianas. BMW jugaba en otra liga buscando un cliente potencial diferente al de las japonesas y su buena política comercial y de marketing permitió seguir cosechando éxitos, no solo con sus modelos de motor boxer tecnológicamente desfasados, sino con la llegada de la nueva K100 en 1983 aplicando toda la tecnología del automóvil.

En esta década la motocicleta cumplirá 100 años. Las marcas japonesas iban evolucionando a ritmos forzados y sacaban al mercado nuevos modelos réplica de carreras, más veloces inspirados tanto estéticamente como tecnológicamente en sus motos de competición. Los motores de los 80, añadieron refrigeración líquida, 4 válvulas por cilindro, y las motos carenados integrales, bastidores de aluminio en algunos casos, suspensión trasera con mono amortiguador y velocidades superiores a los 240 km/h. Los modelos comerciales que mayormente destacaron en los años ochenta fueron la Suzuki Katana 1100 de 1982, Honda VF 750 F de 1983, Benelli 900 Sei de 1984, Kawasaki Gpz 900 R de 1984 que se hizo famosa en el mundo entero gracias a la película Top Gun de 1985. Otros modelos como la Yamaha RD500 de 1984, Suzuki GSXR750R de 1985, BMW K100RS de 1985, Honda RC30 de 1988 y Ducati 851 de 1989 son hoy grandes iconos de los 80. Las cuatro marcas japonesas se aventuraron a sacar al mercado modelos turbo, pero su elevado coste, peso y poca practicidad las condujeron al fracaso comercial. A destacar a finales de los 80 la nueva tendencia de las motos trail con la aparición de nuevos modelos como la BMW R80 de 1985 y posteriormente modelos como Yamaha XT 600, Honda XL 600 y posteriormente ir adaptándose a las necesidades del mercado con modelos como la nueva Transalp 600 de Honda.

En el mundo de la competición, el palmarés español en motociclismo era enorme con varios años viviendo una época dorada, en la que era raro no ver a un piloto español en lo alto del podio en cada carrera. Destacamos los pilotos españoles que han logrado victorias en los Mundiales de Motociclismo como Jorge Martínez Aspar campeón del mundo en la categoría de 80cc con Derbi en 1986, revalidando el título en 1987 y 1988, este último también en 125cc. Alex Crivillé primer piloto español en conseguir el mundial de GP500 2t en 1999. Pero volviendo a los años 80, Crivillé logró en 1989 el campeonato del mundo de 125 con JJ Cobas. Grandes pilotos como Joan Garriga que aunque no llegó a ser campeón del mundo si ganó 3 grandes premios en el campeonato del mundo de 250 en 1988 además de lograr tres Campeonatos de Velocidad de España en 1984, 1986 y 1987. Sito Pons campeón del mundo en 250cc en 1988 y 1989. Grandes pilotos que nos hicieron vibrar de emoción delante de las televisiones o viéndolos en directo en los GP. Gracias a la RFME e iniciativas como el “Criterium Solo Moto y Motociclismo Series” se consolidaron grandes pilotos. España seguiría cosechando victorias con nuevos pilotos en los años 90 no solo en velocidad, sino en trial con pilotos como Jordi Tarrés.

En los años noventa, los nichos de mercado han sido identificados, el marketing alcanza su mayoría de edad y a la población de mediana edad le es permitido ser joven de nuevo. Los noventa son la década que verá confirmado el concepto de éxito de ventas que Honda practicó en los sesenta: “La gente encantadora va en una Honda”. En pocas palabras, la moto vende.

La década de los noventa fue una época en la que estaba de moda por los jóvenes estudiar diseño y crear nuevas tendencias. Las marcas europeas como no podían competir en costes ni tecnológicamente contra los japoneses, fabricantes como Ducati se dieron cuenta de que no había simplemente un mercado, sino varios. El diseñador argentino Galluzzi que estudió en el Art Center College of Design de Pasadena (California), creo un nuevo concepto para Ducati, el denominado Monster con su primera M900 presentada en 1993 y generando una nueva moda. Fue tal el éxito de las “Monster” que todavía hoy casi 30 años más tarde siguen siendo la vaca lechera de Ducati, aunque con sus actualizaciones correspondientes. Empieza la moda de las motos “naked” y otros diseñadores como el francés Philippe Starck desarrolló para Aprilia un modelo minimalista, la “Moto 6.5”, aunque desgraciadamente nunca llegó a tener el éxito de las “Monster”. Otro ejemplo de diseño fue BMW con su R1200 Cruiser presentada en 1997.

Volviendo a las motos deportivas, los años 90 se pueden catalogar como el refinamiento de la superbike, donde se buscaba perfeccionar no solo las prestaciones, sino comportamiento y ligereza. Las superbikes no solo mejoraron sino que no tenían nada que envidiar a las motos de competición de los 80. Los fabricantes no escatimaban en avances tecnológicos, Honda llegó a producir en serie una excepcional NR750 con motor 4 cilindros en “V” de pistones ovalados y 32 válvulas inspirada en la moto de carreras de GP NR500 de finales de los setenta. Hoy en día muchos expertos afirman que las motos desde mediados de los ochenta hasta finales de los noventa son las de mayor calidad y mejor construidas. Los fabricantes no escatimaban en costes y al no haber prácticamente electrónica, no existía la obsolescencia programada, por lo que hoy en día hay muchas supervivientes con elevados kilómetros a sus espaldas, en perfecto orden de marcha. Algunos modelos referentes de los años noventa serían la Yamaha YZF1000 R1, Ducati 916, MV Agusta F4, Honda CBR 900RR, Bimota YB11, Aprilia RSV Mille y Suzuki Hayabusa entre otras.

En competición, la década de los noventa también fue gloriosa para nuestro país. Grandes pilotos y grandes victorias. En 1999 Alex Crivillé fue el primer piloto español que logra ganar el Campeonato de Mundo en la categoría de 500cc con el equipo Repsol y su Honda NSR 500 de 2 tiempos. Emilio Alzamora ese mismo año logró el título mundial en la categoría de 125cc. En trial Jordi Tarrés ostentó el récord de haberse proclamado siete veces campeón del Mundo (1987, 1989, 1990, 1991, 1993, 1994 y 1995).

En el siglo XXI, durante los primeros años del nuevo milenio las motos mostraron una tendencia hacia la especialización, pero eso ya no es nuestra historia….